martes, 20 de abril de 2010

Algunas reflexiones al respecto de la presentación de DLC cómo experiencia que hacen uso de TICs para la promoción de la salud sexual y reproductiva, y de derechos para personas adolescentes y jóvenes

A pesar de no ser un proyecto formal de una ONG, en el concepto que estamos acostumbrados, la experiencia personal de quienes hacíamos DLC en organizaciones internacionales y locales de derechos humanos nos llevó a establecer un modelo sui generis para afrontarlo. No hay que olvidar que uno de los pilares que fundamentó la creación de DLC fue justamente escapar a los procesos impuestos por las organizaciones y agencias de cooperación en torno al diseño y evaluaciones del proyecto. Es por eso que DLC nace como un proyecto voluntario e independiente.

Desde su concepción, el proyecto se estableció como un espacio al servicio de un cambio de la forma en la que se consideraba a la población GLTB y minimizar los factores de riesgos en torno a la salud  y derechos del segmento adolescente y joven de esta población. La propuesta de base se estableció entonces en función a la relevancia de procesos botton-up considerando al usuario como centro.  DLC tuvo que equilibrar su compromiso de proporcionar información de calidad y utilidad en los hallazgos objetivos, conclusiones y recomendaciones y la mejora del rendimiento de servicio con la creciente necesidad de colaborar en la generación de conocimientos de proceso, objetivos de equilibrio de la independencia y no institucionalización, con un compromiso constructivo para llevar a cabo la propuesta con éxito.

La demanda de cambio se propuso desde la premisa de que los canales de comunicación de las organizaciones que atendían esta temática no establecían procesos reales de relacionamiento con el usuarix y se limitaban al “convencimiento de convencidos”. A través de nuestra experiencia acumulada y la voluntad de innovar, DLC se involucra entonces directamente a los usuarixs en el diseño e implementación de formas creativas para escapar de ese círculo.

La necesidad de una definición clara de los usuarios de los servicios del programa se considera fundamental para el desarrollo de su estrategia. Por lo tanto, servir a aquellos “socios” involucra la realización de evaluaciones que son de importancia y valor y, al mismo tiempo, garantizar que la calidad de los trabajos previstos se ajuste a sus expectativas.

DLC definió sus usuarios como una asociación, una colaboración de múltiples actores, tanto dentro como fuera del propio proceso de producción, que realice un proceso de desarrollo. El corazón de la asociación incluye a todos los que participan, es decir, oyentes, profesionales invitados/as, organizaciones comunitarias y los miembros de la comunidad que tienen un interés en lo que ofrece DLC.

La inclusión del usuarix y los expertos/as fue fundamental en el metodologías del programa. Por medio de la utilización de TICs encontramos el canal más eficiente para la participación genuina en el diseño e implementación.

Tradicionalmente los procesos de planificación participativa con jóvenes y adolescentes requieren de algún grado de institucionalización, de participación física y de visibilidad. La pregunta que nos hicimos fue si era necesario y prudente forzar la visibilidad de jóvenes para asumirse como parte de la comunidad GLTB para así medir y verificar la participación (lo que además no nos permitía contar con la voz de quienes no son GLTB). Nuestra respuesta fue que no era necesario hacerlo y que debíamos nosotros ajustarnos a esa realidad. La población joven GLTB puede simplemente no ser objeto de la asistencia (proceso de café para todos, jerárquico up-botton), sino que son agentes activos de su propio desarrollo, con tradiciones bien establecidas,  valores y prácticas que pueden y deben aprovecharse en el diseño y la creación de nuevas estrategias e iniciativas.

Para que una evaluación sea útil en términos de aprendizaje, no es suficiente para hacer una evaluación rigurosa de análisis a fondo y elaborar un buen informe. Hasta hace muy poco, sin embargo, los informes de evaluación fueron vistos por la mayoría de los organismos de desarrollo como el final de la línea. Copias de los informes de evaluación se distribuyen, pero la mayoría termina en estantes, llenándose de polvo y rara vez consultados. Con demasiada frecuencia, las lecciones que contenían fueron enterrados con eficacia, inaccesible por la terminología y el lenguaje, y casi nunca llegan a las personas que podrían beneficiarse más.

Lecciones aprendidas.

Para aumentar el impacto de las lecciones de la evaluación, tenemos que hacer frente a los retos reales de comunicación actuales. Entre ellos se destacan:

la amplia gama de público potencial (romper la sensación de café para todos/as);
la diversidad de estas audiencias - algunos de los cuales ya sufren de sobrecarga de información aguda, otros de los cuales están sedientos de información pertinente o se ven limitados por las barreras lingüísticas (analfabetismo funcional) y de comunicación (acceso, prejuicios, medios)
integrar las lecciones aprendidas con otras formas de evaluación del aprendizaje, reconociendo que los esquemas tradicionales de evaluación no tiene el monopolio del conocimiento en el constante proceso de evolución de las TICs;
las barreras para el aprendizaje que puede existir - institucionales, culturales y de otro tipo - que puede significar que, aun cuando las lecciones son claramente articuladas y difundidas, no son necesariamente medibles a prima faccie;
tomando ventaja de la nueva generación de herramientas de comunicación basadas en Internet, sin olvidar a quienes aún no tienen acceso a Internet.

Tomamos como estructura a la estructura sugerida por las redes sociales. David de Ugarte en su “Breve historia del análisis de las redes sociales” cita que el análisis de redes es en sus orígenes una forma particular de análisis topológico: la descripción de las distintas estructuras que puede tomar una red y el estudio de las propiedades inherentes a cada una. Esta aproximación ya niega de por sí la idea de la “neutralidad” de las redes.

Analizar redes sociales es ante todo determinar su estructura y por consiguiente establecer los límites de posibilidad en la actuación tanto de los individuos que forman parte de ellas como de la red en su conjunto. El análisis de redes sociales nos dice sobre todo lo que puede y no puede pasar, no lo que pasará... a menos que no pueda pasar otra cosa.

Como escribía Duncan Watts en su libro Six Degrees:
“En vez de pensar en las redes como entidades que evolucionan, los analistas de redes han tendido de hecho a tratarlas como una materialización congelada de esas fuerzas. Y en vez de entender las redes como meros conductos a través de los cuales la influencia se propaga según sus propias reglas, han tratado a las propias redes como una representación directa de la influencia. (…)

Implícito en la aproximación [a las redes desde el concepto de centralidad] está la asunción de que las redes que parecen ser descentralizadas, no lo son realmente. (…) Pero, ¿qué pasa si no hay un centro? ¿Qué pasa si hay muchos «centros» no necesariamente coordinados ni incluso del «mismo lado»? ¿Qué pasa si las innovaciones importantes no se generan en el núcleo sino en la periferia donde los capos gestores de información están demasiado ocupados para mirar? ¿Qué pasa si pequeños sucesos repercuten a través de oscuros lugares por casualidad y encuentros fortuitos, disparando una multitud de decisiones individuales, cada una de ellas tomada sin una planificación tras de sí, y convirtiéndose por agregación en un suceso no anticipable por nadie, ni siquiera los propios actores?

En estos casos, la centralidad en la red de los individuos o cualquier centralidad de cualquier tipo nos dirá poco sobre el resultado, porque el centro emerge como consecuencia del propio suceso”.

El análisis de redes sociales, entendido al modo estructuralista, estático, nos servirá pues para aproximar el funcionamiento y la estructura real de instituciones o grupos muy consolidados y estables, pero no cambios, transformaciones sociales donde los propios hechos, la voluntad individual de los actores acabe generando cambios en la misma estructura de la red.

Podríamos definir “influencia” como la probabilidad asociada a un nodo de transmitir o impedir la transmisión de nuevas ideas o pautas de comportamiento en la red. En este marco, la instantánea de la red en un momento dado sólo puede referir una información parcial y a menudo confundirnos sobre las tendencias y los flujos que más pueden interesarnos en el análisis: la propagación (de info en la red) y la transformación (de los vínculos que le dan forma).

Nuestra “percepción”, entonces, nos lleva a identificar las tendencias de nuestros usuarixs en torno a su comportamiento en el uso de las redes sociales que propusimos como canal de comunicación y no solamente en la medición de rating o llamadas al programa para acceder a un premio. Haber logrado proponer espacios de participación y de acceso seguro a la información para reducir los factores de riesgos propios de la comunidad GLTB en un marco de secretismo y tabú,y que esos espacios que eran casi exclusivos de usuarios institucionales, es para nosotros un éxito con el que nos tenemos que conformar.

Si se prefiere una aproximación del modo estructuralista, hubiera sido otro el escenario de contar con herramientas de medición del tráfico y relación entre nuestras herramientas TIC y las que propusimos en el proceso. Esto requiere, de todas maneras, de una mirada amplia al momento del análisis cualitativo.

Probablemente DLC 2 pueda utilizarlas.

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